El canto es, por cierto, mucho más que una buena voz. Se puede poseer un timbre agradable y un buen caudal, pero la interpretación de un texto (se canta una letra) circula por la elaboración interior de un cantante. Mecha Anzoátegui entrega su cuarto trabajo, apoyada en el fuelle de Pablo Mainetti y la guitarra de César Angeleri, dos "troesmas". Aunque en sus comienzos se dejó seducir por el folclore, las coplas españolas, y la música latinoamericana, en su madurez descubrió el tango y se zambulló en sus mieles y desdichas.
En "Cuerpo y alma" recorre un repertorio clásico que va desde "María", "Tinta Roja", "Lloró como una mujer", "Griseta" y "Niebla del Riachuelo" hasta los menos difundidos "Cualquiera de estas noches" y "El precio de vencer", ambos de Eladia Blázquez.
Anzoátegui tiene un registro pequeño, pero canta con mucho oficio. Sabe decir los textos que interpreta y lo hace con sentimiento y profundidad, viviendo la canción.
Roberto Espinosa
La Gaceta, Pcia. de Tucumán